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Como ya comentamos en algunas ocasiones, el estudio mundial por excelencia que compara los resultados de distintos sistemas educativos alrededor del mundo es el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA por sus siglas en inglés), aplicada a alumnos de 15 años en períodos de tres años. La última versión de este documento es del 2006. En él se comparaba prioritariamente los resultados en ciencias. El ranking que ordena a los países según este rendimiento podría ser algo engañoso ya que no considera muchos factores, pero igual resulta interesante para evaluar a quiénes les va mejor. Aquí abajo incluyo un gráfico que compara a los primeros cinco del ranking y a todos los países latinoamericanos que fueron considerados en el estudio. Al tratar de analizar el caso chileno hay que tomar en cuenta un crucial elemento. Tal como lo explica este documento del BID sobre la relación que tenemos los latinoamericanos con nuestros servicios públicos (educación, salud, etcétera), los chilenos muestran una característica bastante interesante. Entendiendo la importancia de estos servicios para reducir la pobreza y para poder volcar su crecimiento económico en mayor desarrollo, han ido aplicando reformas para hacerlos más eficientes y efectivas. No obstante, y aquí lo interesante, los chilenos se han vuelto cada vez más exigentes con la calidad de estos servicios. Es decir, conforme la educación y la salud mejoraban y mostraban resultados superiores, los usuarios se volvían cada vez más intolerantes a la ineficiencia. Y reclamaban cada vez más por un servicio de calidad. Específicamente con respecto a la educación, en los últimos 25 años se han venido aplicando una serie de cambios para llevar a cabo una reforma educativa que les permita tener escuelas de la más alta calidad posible. En este documento de Cieplan se hace un repaso de las medidas que se aplicaron y cuáles de éstas continuaron, así como cuáles fueron descontinuadas. Lo que queremos remarcar es que es un hecho que sin respaldo de la población no se puede hacer nada. Sin padres de familia que velen por la calidad de la educación que reciben sus hijos, sin docentes que indiquen qué es lo que necesitan para poder rendir mejor, etcétera, no hay reforma que se sostenga. En el Perú entendimos hace unos años que necesitábamos una reforma de fondo para sacarnos de los últimos puestos en las evaluaciones internacionales. No perdamos de atención esa necesidad y el apoyo que todos los involucrados necesitan para poderla sacar adelante.
Existe un proyecto de investigación bastante ambicioso y loable llamado Niños del milenio - Información para el desarrollo.A lo que aspira es a hacer un seguimiento por un periodo de 15 años de 12 000 niñas y niños en cuatro países del mundo, entre los cuales está Perú. Este proyecto se inició en el 2000 y se planea que termine en el 2015 habiendo generado toda clase de información útil. Con esto se espera poder comprender mejor las causas y las consecuencias de la pobreza infantil y ver si las políticas públicas afectan positiva o negativamente el bienestar. De esta manera se genera conocimiento para en el futuro poder diseñar e implementar de mejor manera las políticas orientadas a reducir la pobreza infantil. Este proyecto cuenta con el apoyo de los gobiernos de los cuatro países, de Save the Children y de la Universidad de Oxford, así como de otras universidades del Reino Unido.
Para el Perú este proyecto ya ha estado generando información muy útil y publicaciones bastante interesantes a las que se puede acceder en este enlace. Después de todo, la información que está levantando este proyecto es bastante rica y variada. Un informe que me pareció particularmente pertinente fue el titulado Empezando la escuela: ¿Quién está preparado?. Reconociendo la importancia de la etapa de transición entre la educación inicial y el primer grado, este documento busca entender por qué en América Latina las tasas de deserción y de repetición en el primer grado son altas.
Un primer hallazgo, que en realidad es algo que ya se viene insistiendo en varios informes, es que cada vez hay más disponibilidad del servicio público de educación. Entre el 1998 y el 2006 el número de centros de educación inicial se incrementó en 20%, contando a los de educación formal como a los de educación no formal. Esto, sumado a otras mejoras, ha permitido que la matrícula crezca fuertemente. En 1985 apenas el 26,5% de los niños entre tres y cinco años eran matriculados en educación inicial. Para 2005 el porcentaje llegaba a más del 60%.
Esta data -que vista a nivel agregado desde Lima puede parecer sospechosamente sorprendente- los investigadores lo pudieron comprobar al viajar a las comunidades en las que realizaron los estudios ubicadas en Rioja (San Martín), en Andahuaylas (Apurímac), en San Román (Puno) o en un barrio de Lima. Encontraron que si bien hubo buena presencia de escuelas secundarias y en menor medida de educación primaria, la inicial estaba disponible solamente en 76% de las comunidades visitadas. En el caso de la educación inicial tener un centro en un poblado cercano no ayuda, pues niños pequeños no pueden desplazarse todos los días de una comunidad a otra, de tal manera que ahí se indica una tarea pendiente.
En todo caso, mientras que la mayor cobertura y el incremento en la matrícula es una noticia positiva, quedan aún otros problemas que abordar. Por ejemplo, se reporta que hay relativa poca coordinación entre los docentes de inicial y los de primaria. Esto es algo grave, pues se trata de una transición difícil para muchos chicos. En ese sentido, quizás no haya la exigencia institucional que obligue a los maestros a organizar coordinadamente esa transición. Pero en la ausencia de una política se hace necesario que espontáneamente hagamos el esfuerzo de ponernos en contacto con la persona indicada y conversemos con él o ella.
En un post anterior comenté que le convendría a los docentes de matemáticas preocuparse por incluir en el plan lector de los colegios en los que enseñan libros con contenido matemático. Esto puede sonar algo forzado, pero no lo es en lo más mínimo. Hay muchos libros interesantes que tienen contenido que se relaciona con el material que se ve en las clases de matemáticas. El mejor ejemplo es El hombre que calculaba de Malba Tahan, el cual reseñé en esa ocasión. Otras dos opciones que comenté en su momento fueron Fundación de Isaac Asimov y El diablo de los números de Hans Magnus Enzenberger.
En esta oportunidad me interesaba comentar un libro más. Se trata de Los crímenes de Oxford, escrito por el argentino Guillermo Martínez. Contiene una interesante historia de suspenso, en la que Martin, un joven estudiante de matemáticas recién llegado a Oxford para hacer su doctorado, se ve envuelto en la investigación de una serie de asesinatos. La investigación de las pistas e indicios las hace con un famoso matemático llamado Arthur Seldom. Ambos irán descubriendo una serie de patrones que hay en los asesinatos, los cuales son de índole matemática y lógica. Un detalle que hace de ésta una historia bastante original es que el que ha planeado los asesinatos quiere que estos son imperceptibles a pesar de que deja claves intencionales para mantener el interés de los dos protagonistas.
Las discusiones entre los dos personajes (el estudiante argentino y el profesor inglés), que además defienden posiciones teóricas distintas acerca la naturaleza de las matemáticas, son en extremo interesantes. Es más, a pesar de que el contenido mismo de estas discusiones puede llamar a reflexiones personales bastante complejas, su presentación misma es bastante simple. De hecho, el libro mismo está escrito de una manera bastante sencilla y fácil de leer. Además, como toda buena novela de misterio, los elementos para descubrir quién es el asesino están al alcance del lector hasta el final, cuando se revela al culpable.
Más recientemente esta novela fue llevada a la pantalla grande con una película en inglés dirigida por el español Alex de la Iglesia y protagonizada por Elijah Wood -a quien seguramente recordamos por su papel protagónico en El señor de los anillos- y el veterano actor inglés John Hurt. Curiosamente en la película se cambia la nacionalidad del personaje principal, que en la novela es argentino, para pasar a ser norteamericano.
Estoy seguro que todo docente responsable y serio sabe que a veces uno sin querer desalienta el aprendizaje. A veces se puede tratar de una tarea aburrida que podemos encargar en el mismo salón de clases. O quizás se trata de la forma como tratamos de mantener la disciplina. En todo caso, es importante que estemos al tanto de estas malas prácticas, de tal manera que podamos irlas desterrando conforme podamos hacerlo.
El conocido educador Leon Trahtemberg en este artículo comenta que es crucial que el estudiante disfrute de la experiencia de aprender. Mientras que para algunos chicos la motivación puede ser simplemente la nota -lo que lleva a una competencia con los demás estudiantes-, a lo que se debe apuntar es a que el aprendizaje mismo tenga sentido para el estudiante, lo que a su vez se convierte en la mejor motivación posible.
Como lo explica Trahtemberg, en los colegios peruanos se suele dar más importancia a las evaluaciones. Esto termina brindando más atención a los controles y los exámenes, así como a las comparaciones con los rendimientos de los compañeros. Si no se tiene cuidado, se puede convertir en simplemente una recompensa. El problema es que luego, cuando esten en la vida real, en donde no hay notas por el buen o el mal rendimiento, no habrá esa recompensa.
Preocuparse por crear un ambiente adecuado para que el estudiante se sienta motivado para aprender es vital. Este artículo ahonda en las consecuencias para el aprendizaje de estar desmotivado. Considera a la desmotivación como un estado de ánimo que hace que nos relacionemos con el resto del mundo con resignación, haciendo las cosas porque no queda otra opción. En ese estado es difícil que se aprenda realmente. Hay muchas formas de contrarrestar esto. Algunos sistemas educativos, es más, lo ponen en el centro de la atención, aplicando una serie de estrategias para asegurarse de que los estudiantes se encuentren motivados. Se podría citar, por ejemplo, el Método Montessori.
Como se puede apreciar en esta breve introducción del Método Montessori, no solamente se trabaja intensivamente en la autoestima de los estudiantes, sino que además se aplica esfuerzo en mantenerlos motivados en aprender. Desincentiva la competencia, se individualiza el aprendizaje, etc.
En muchas oportunidades nos hemos detenido a hablar de las herramientas para enseñar mejor matemáticas o de las consecuencias de no hacerlo bien, así como de algunos elementos relacionados a la correcta enseñanza de matemáticas. Pero muy pocas veces nos detenemos a pensar por qué es importante, a pesar de que no es muy difícil deducirlo y que para muchos de hecho sí esté bastante claro.
Los autores Daniel Gil y Miguel de Guzmán, en su libro Enseñanza de las ciencias y de las matemáticas, le dedican una sección a esto. Comentan que si bien la matemática es una actividad ancestral y ha sido utilizada a través de los siglos con distintos objetivos -desde las artes hasta la industria- se trata de una ciencia en extremo cambiante y dinámica. Por su lado, la actividad de la educación también es bastante cambiante, en el sentido en el que constantemente se van descubriendo formas de hacer la enseñanza más eficiente y efectiva. Ni qué decir de los elementos que hay que considerar para adecuar los contenidos a los distintos contextos en los que se enseña.
Los autores comentan que para entender la importancia de su enseñanza primero hay que entender correctamente qué es la matemática en el contexto moderno. Según ellos, se trata ni más ni menos que de la "exploración de ciertas estructuras de la realidad, entendida ésta en sentido amplio, como realidad física o mental". Con una definición como ésta, queda claro por qué su enseñanza es tan importante. La antigua definición de "la ciencia del número y de la extensión" ya no sería suficiente en el contexto actual.
Por su lado, el autor mexicano Juan Delval, en su libro Crecer y pensar, nos recuerda que la enseñanza de las matemáticas siempre ha ocupado un papel prioritario. No es casualidad que se trate de una materia que despierta respeto en algunos y aversión en otros. De una u otra manera, lo que no se puede discutir -y aquí el gran detalle que hace que las matemáticas sean tan importantes- es que se trata de una disciplina con un inmenso valor formativo y necesaria para cualquier estudio posterior que uno haga.
Debe preocupar, entonces que ,en comparación con otros países latinoamericanos, estemos tan atrasados en la enseñanza de las matemáticas. Si existe un curso del cual no podemos dar el lujo de dar por perdido es precisamente las matemáticas.
Un detalle que hace que la reforma de la educación en el Perú sea tan complicada es que contiene demasiados elementos. Cualquier buen docente sabe que para que un chico sea buen alumno, no solamente tiene que prestar atención en clase y nada más, sino que hay muchos otros elementos que afectan su rendimiento. Esto va desde buen acceso a servicios de salud hasta la educación previa de los padres. No obstante, no podemos pretender solucionarlo todo en el corto plazo y de golpe, así que tenemos que tomarnos las cosas con calma -no nos queda otra opción...- e ir solucionando un asunto a la vez.
En ese sentido son útiles los estudios como el realizado por Gabriela Carrasco del CIES en el 2007. En él se trata de hallar las correlaciones que puedan existir entre distintas características socioeconómicas y culturales y el rendimiento escolar. Uno de los resultados finales del estudio se puede resumir en el siguiente cuadro.
Al ver un gráfico como éste se refuerza la idea de que la educación es un esfuerzo que rinde frutos a muy largo plazo. Cuando uno está haciendo una labor contra viento y marea por enseñar en las más adversas de las condiciones no solamente está afectando a ese estudiante que está en el aula. Tampoco le está incrementando el abanico de opciones de desarrollo solamente a él o a ella.
Además se está afectando a generaciones futuras. Porque ese chico podrá tener un nivel socioeconómico ligeramente mayor gracias a esa buena educación. Pero también podrá ser un mejor padre o madre para que su hijo pueda tener a su vez una mejor educación. Las cifras no mienten. Padres mejor educados dan como resultados estudiantes que pueden aprovechar mejor lo que se le imparte en clase. Eso quiere decir que con la educación se lucha contra la pobreza transgeneracionalmente.
De hecho, este excelente libro de GRADE, Análisis de programas, procesos y resultados educativos en el Perú, que incluye aportes de distintos autores, insiste en ello. Los docentes que hoy están revirtiendo la pésima situación en la que se encontrara nuestro sector educación están haciendo un esfuerzo histórico que, de continuar el proceso de reforma y de continuar la recuperación, será reconocido en el futuro de más de una manera.
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